Es el municipio más pequeño de la isla después de Arrecife, situado en el centro y en donde se ubica el aeropuerto insular. A pesar de que su litoral costero es menor que el resto de municipios, no ha sido óbice para que desarrolle una de las zonas residenciales más grandes de Lanzarote en torno a Playa Honda.
Mantiene una evidente vinculación con la agricultura y el desarrollo de productos tan característicos de la isla, como el boniato o la batata. En sus dominios también tiene extensas zonas de lava con El Islote, que dificulta aún más la obtención de productos fértiles a la vez que ensalza los grandes esfuerzos para conseguirlos.
Dentro de su término municipal, una monumental escultura del artista César Manrique rinde homenaje al agricultor de Lanzarote, muy próxima a la Casa del Campesino. Esta réplica de la vivienda popular acoge un centro de artesanía y un restaurante donde degustar la cocina tradicional insular. Pero si hay algo que define a esta localidad es su diversidad paisajista. Hacia el norte se encuentra el fértil territorio del jable, donde se cultivan legumbres y hortalizas. En el sur aparece el paraje de La Geria, salpicado de pequeños caseríos y conocido por sus peculiares viñedos. Las cepas son cultivadas en grandes hoyos excavados en el terreno y que, a su vez, se protegen del viento por pequeños muros de piedra construidos de forma semicircular. A lo largo del recorrido se pueden visitar bodegas abiertas al público con los volcanes del Parque Nacional de Timanfaya como telón de fondo.La franja litoral del municipio cuenta con arenales como Playa Honda, una de las más extensas de la isla.